Hasta el jefe de proyectos menos experimentado sabe que si las cosas ruedan muy bien es señal inequívoca de que pronto se avecina una catástrofe. Los planes tienden a descarrilar a la mínima curva que se presenta en el camino. Es inevitable. Por eso, parte de una buena planificación reside en identificar posibles obstáculos o problemas y diseñar de antemano la forma de resolver las contingencias que surjan. También es importante saber qué apoyos necesitarás para sostener esos planes y dedicar algo de energía a asegurar que esos apoyos están a tu disposición. Por último, no olvides que cuanto antes corrijas los errores más sencilla será la solución. Recuerda:
-
Identifica posibles obstáculos y la forma de salvarlos.
-
Dispón de alternativas o planes B.
-
Busca apoyos para tus planes.
-
Anticipa las decisiones de cambio si las cosas no funcionan