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¿Existe el liderazgo colectivo?

En las últimas décadas se ha hecho común la implantación de equipos como estructuras organizativas básicas para ejecutar tareas complejas. En ciertas actividades esta es la única manera de lograr un uso eficaz y eficiente de los recursos. Por ejemplo, en la producción cinematográfica o en la gestión de eventos de grandes dimensiones se organizan equipos de expertos que se coordinan entre sí con un objetivo común. Una vez alcanzado éste, el equipo se disuelve.

En estos modelos de organización temporal sigue estando presente la figura de un jefe o director de proyecto cuyo papel es asegurar la coordinación de los equipos de trabajo, facilitar los recursos necesarios para completar la tarea y supervisar que se cumplen los objetivos.

Desde la publicación del Manifiesto Ágil de Desarrollo de Software, en 2001, el modelo de trabajo en equipo ha cambiado radicalmente. Las empresas que han implantado métodos ágiles en sus procesos de creación y desarrollo, y no sólo en el ámbito del software, han reducido drásticamente la duración de los ciclos de lanzamiento de sus productos, han mejorado los costes, han hecho crecer la satisfacción de sus clientes y han generado mayores beneficios. Lo interesante es que todo ello es el resultado de implantar un modelo de liderazgo completamente nuevo.

En los equipos ágiles el liderazgo se comparte entre todas las personas que forman el equipo. Cada una de ellas se compromete con unas funciones determinadas que contribuyen al objetivo común y es un compromiso mucho más fuerte pues se efectúa con el grupo y no con un jefe formal. Además, los límites de las funciones que desempeña cada uno se acuerdan con las personas con las que interactúa y se revisan dinámicamente, por lo que los conflictos de poder desaparecen.

La supervisión de los resultados se realiza conjuntamente. El equipo hace la función de coach colectivo y se fomenta la retroalimentación continua en reuniones de aprendizaje en las que, entre todos,  se revisa lo que se hizo bien y lo que se podría haber hecho de otra manera. Las retribuciones se determinan de acuerdo con la contribución de cada uno y los incentivos son para el equipo, no para sus componentes. Esto hace que la presión del equipo hacia el desempeño sea mucho más fuerte que puede ejercer cualquier jefe directo.

El liderazgo colectivo se basa en la confianza mutua y el empoderamiento que recibe todo el equipo. Cada una de las personas que lo forman siente que tiene un poder de influencia similar al de sus compañeros y que su voz se oye como la de los demás.