La escucha y la observación son las actividades fundamentales del ejercicio de la empatía. Si te paras a escuchar al otro, seguro que ganas una perspectiva enorme acerca de lo que piensa y, sobre todo, de lo que siente. Escuchar no es fácil. Hay que prestar atención y no sólo a las palabras, también a la inflexión de la voz y al lenguaje corporal. No hay mejor ejercicio de acercamiento a una persona que escucharla. Por eso te recomiendo algunas acciones que serán muy útiles para el desarrollo de la empatía:
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Escucha a tu interlocutor con plena presencia. No compartas tu atención con otras actividades y centra tus pensamientos en lo que dice.
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Presta mucha atención a las expresiones que utiliza y al lenguaje no verbal. En particular, a los gestos y expresiones de la cara. ¿Qué te están diciendo?
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Haz preguntas para entender la perspectiva de la otra persona.
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No te cierres en banda a sus argumentos. Busca lo que puede haber de valor en lo que plantea.