Afronta nuevos desafíos con flexibilidad

Los desafíos suelen llegar por sorpresa, sin avisar, y nos pillan desprevenidos. Hay quien los recibe con entusiasmo y quien huye de ellos como de la peste. Para esas personas son como un monstruo que va a devorar todo lo que hay de confortable en su vida. No hay que mirar a los desafíos como amenazas. Es cierto que el resultado de aceptarlos no lo podemos anticipar y nos enfrentamos, por ello, a lo incierto. El cerebro humano tolera muy mal la incertidumbre. El refranero popular nos lo recuerda: «Más vale malo conocido que bueno por conocer». Es una curiosa enseñanza. ¿Es preferible seguir con un sufrimiento cierto a tratar de encontrar un remedio? Como ya he dicho, hay que ver la parte de oportunidad que hay en el reto. Seguramente, las situaciones difíciles nos plantean riesgos y también oportunidades que podemos aprovechar. Trata de ver los desafíos que se te plateen con otra perspectiva, como te indican los siguientes consejos:

  1. Ante un nuevo desafío pregúntate ¿qué me voy a perder si no lo acepto?
  2. Pregúntate también ¿qué puedo ganar si lo acepto?
  3. ¿Qué tendrías que cambiar para poder afrontar ese nuevo desafío de forma provechosa?